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lunes, 25 de marzo de 2013

El Córdoba se suicidó al adelantar tanto la defensa en Valdebebas (minuto90/ Rafael Sedano)

El Córdoba cayó con estrépito en el campo del Castilla. Un riguroso y tempranero penalti puso cuesta arriba el choque, pero los hombres de Berges nunca se sobrepusieron. Se volvieron locos. Perdieron los papeles. Desastre táctico: no replegaron con orden, no taparon las bandas, no bascularon, no estuvieron juntos... El Castilla marcó cuatro pero pudo haber endosado una goleada mucho más sonrojante con un juego que no era ni más ni menos que el esperado, con velocidad y salidas a la contra. ASÍ EMPEZÓ EL CÓRDOBA Con la ausencia de Rennella, Berges volvió al 1-4-4-1-1, con Fede Vico acompañando unos metros por detrás a Xisco, que volvió a ser el hombre de referencia, pero que estuvo demasiado solo. Sin balón, el Córdoba cometió el error de querer achicar hacia delante contra un equipo implacable cuando tiene espacios a las espaldas. Alberto, 8: Fue el mejor del Córdoba. Hizo cuatro intervenciones espectaculares, sobre todo una triple. Si no es por él, hubiesen caído siete u ocho goles. Cristian, 3: No pudo con su par. Estuvo muy nervioso. Ya en la primera jugada del partido le dio la pelota al contrario en lo que pudo haber supuesto el 1-0. Defensivamente, mal, y ofensivamente, desierto. Armando, 3: Muy lento. No tiene la forma física inicial. Volvió a ser desbordado, en esta ocasión por Morata y Jesé. Kiko, 3: Lentísimo. No pudo en ningún momento con Morata. Ni siquiera salió combinativamente como en él es habitual. Desquiciado, quizás por el lastre de la acción del penalti del minuto 3. Seoane, 6: Posiblemente, el único que se salvó de la primera línea principal de resistencia. Jugó en la izquierda por la baja de última hora de Fuentes y puso voluntad y ganas, que se tradujeron en algo más de solidez atrás y en algunos escarceos en ataque. López Garai, 5: En su línea, pero muy solo. No estuvo arropado. No le han dado soluciones cuando ha tenido balón. Demasiado trabajo para un solo hombre, que tuvo que multiplicarse en las ayudas. Caballero, 4: Fue el Guadiana, que aparece y desaparece. Hizo algunas cositas pero realmente no ha sido el hombre brújula que necesita el equipo. Pedro, 4: Anulado por Casado, apenas se dejó ver en ataque. Menos quizás, en defensa, cosa que hubiesen agradecido enormemente los defensas del perfil derecho. Fede Vico, 4: Deambulando como alma en pena. Queriendo ofrecerse, pero sin intensidad. No le llegaron balones y, cuando los tuvo, hizo la guerra por su cuenta. López Silva, 3: Mal, muy mal. No hizo nada bien. Ni en ataque ni en defensa. Parece que ya está pensando en otra temporada. No debe seguir jugando de titular. Xisco, 5: No le llegó ningún balón aprovechable. Fue un islote. No obstante, es cierto que luchó y trabajó muchísimo pese a no gozar de su plenitud física. ASÍ TERMINÓ De los tres cambios, sólo el que se produjo en el descanso (Joselu por López Silva) provocó una modificación en el dibujo, que pasó a ser una variante del 1-4-4-2. El Córdoba mejoró mínimamente, pero la reacción no sólo dependía de la táctica, sino de más factores, la mayoría anímicos, que no acompañaron. LOS CAMBIOS Alberto Aguilar, 5: Entró por Kiko Olivas en el primer tiempo por la lesión del antequerano que, además, estaba pasando un auténtico calvario sobre el césped. La entrada del de Benamejí frenó en cierto modo la sangría. Joselu, 4: Le anularon un gol por claro fuera de juego. Ofreció lo que lleva ofreciendo bastantes jornadas. Corre hacia todos los balones y, aunque algo alocado, se vacia en la presión. Su contacto con el balón, sin embargo, es mínimo. Pauliño, 6: Salió por Fede Vico y dejó ver en la banda izquierda tres o cuatro cositas muy importantes. Le falta intensidad defensiva, pero es un futbolista del corte brasilero que puede ser un recurso válido. ENTRENADOR Rafa Berges, 4: Debió haber cambiado su forma de jugar, que no el estilo. Sin perder la esencia, hay que adaptarse a las características del rival. No es correcto plantear el mismo partido en el Mini Estadi, contra un equipo que toca, toca y toca, que en Valdebebas, donde la velocidad es la principal virtud merengue. Fue un error colocar tan adelantada la principal línea de resistencia contra un equipo que maneja tan bien los contragolpes.

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